viernes, 14 de octubre de 2011

Caso Oyarce. Delincuencia disfrazada de amor por la camiseta

Lo ocurrido en el estadio Monumental de Ate es un acto condenable que nos avergüenza como sociedad. Podría resumirse en el brutal asesinato de un barrista de Alianza Lima por parte de desadaptados que suelen usar la camiseta de Universitario de Deportes para cometer fechorías de todo calibre. Pero, lamentable e increíblemente, esto ya rebasó los límites.
Y lo peor de todo, es que ya se veía venir, pues no es la primera vez que rechazamos este tipo de arrebatos violentos de barras bravas en ese recinto deportivo.  En el de Matute y en otros, cuyos miembros acuden ebrios o bajo los efectos de drogas para agredir, robar e insultar a otros aficionados y no para disfrutar un partido de fútbol. Y no solo dentro de estos locales, pues recordemos el caso del barrista de Universitario de Deportes, Ronny Ramos Pérez, quien fue condenado a 18 años de cárcel por la muerte de la joven estudiante de contabilidad, Paola Vargas Ortiz, lanzándola desde una coaster en movimiento el 25 de octubre de 2009.
Otro hecho que recrudeció la violencia entre las barras de la 'U' y Alianza Lima, fue el robo de las banderas oficiales de la Trinchera Norte , popular barra de Universitario de Deportes, por parte de los hinchas blanquizaules, mostrándolas en el interior del estadio de Matute como “trofeos de guerra”, lo que representó un verdadero golpe de KO para los barristas cremas. ¿Acaso las autoridades no pensaron que esta acción podría generar una violencia sin precedentes entre los hinchas?
Era de esperarse que los cremas tomarían esto como una afrenta y estarían deseosos de venganza, lo que desencadenaría una serie de hechos violentos con consecuencias lamentables, como el caso Oyarce, ocurrido el 24 de setiembre al finalizar el clásico Universitario y Alianza Lima.
Respecto a esto, se habló de diferentes medidas para evitar más de estos casos. Por un lado, los clubes de fútbol profesional optaron por no jugar la fecha 24 de la Copa Movistar, que se realizaría días después de lo ocurrido con el joven aliancista, en lugar de hacerlo sin público, tal y como había ordenado antes el Gobierno.
Por otro lado, el ministro del Interior, Óscar Valdés, había anunciado que, a pedido del presidente Ollanta Humala, los próximos partidos del Descentralizado se jugarían sin público “como una medida de que el Gobierno tiene que tomar en cuenta esto (la violencia en los recintos deportivos) con la alta urgencia que se merece”.
Decir que actos parecidos no volverán a ocurrir sería iluso. Lo que se exige es justicia, investigación profunda y sanción ejemplar para los culpables materiales del asesinato, pues si prevalece la impunidad, no tardaremos en escuchar nuevamente una historia de sangre como ésta. Mientras tanto, las autoridades tendrán que responder a numerosas interrogantes como ¿quién o quiénes permitieron que estos delincuentes ingresaran a los palcos si los dueños eran reconocibles?, ¿realmente eran dueños de un ambiente o lo ‘alquilaron’?, entre otras.
Con respecto a la responsabilidad de los directivos y clubes deportivos, llama la atención la falta de previsión pese a las amenazas explícitas de ciertas barras de que no permitirían arengas aliancistas en “su estadio”. Asimismo, por qué no cumplieron con empadronar a los barristas, de acuerdo a lo acordado en octubre del 2009 tras la muerte de Paola Vargas.
En cuanto a la seguridad por parte de la PNP, nada se hizo por impedir anticipadamente el ingreso de bebidas alcohólicas a los palcos, amparándose en su condición de privados. Pero aún hay más pan por rebanar, pues el Ejecutivo anunció que no se otorgarían permisos para partidos sin que antes los estadios pasaran por evaluación realizada por Indeci y si éstos no contaban con una licencia de funcionamiento. Queda en manos de la Municipalidad de Ate explicar por qué el Monumental no está saneado legalmente y por qué funciona sin licencia desde el año 2000.
Quienes mataron al estudiante universitario, Walter Oyarce, sean  o no miembros de una barra brava, no solo utilizaron el estadio como un campo de batalla, sino que actuaron premeditadamente para ocupar y luego invadir los llamados palcos con la finalidad de agredir a los hinchas aliancistas.
Queda claro que la violencia está llegando a límites intolerables. Pero la situación exige medidas radicales, como clausurar el Monumental hasta que ofrezca seguridad, o bien que los clubes deportivos dispongan que los clásicos se jueguen sin público, si no se garantiza su seguridad, lo que está por encima de cualquier camiseta.
Aquí les dejo un video propagado en el noticiero “24 Horas”, saque usted sus propias conclusiones.


No hay comentarios:

Publicar un comentario